sábado, 16 de abril de 2011

SUPUESTOS IGNORADOS

¿Qué es un supuesto? El Diccionario de la Real Academia Española nos da una respuesta interesante: “Objeto y materia que no se expresa en la proposición, pero es aquello de que depende, o en que consiste o se funda, la verdad de ella”[1]
Parafraseando lo anterior, un supuesto es un enunciado o idea que damos por sentado para construir nuestras realidades, o sea, ideas dadas por ciertas que nos ayudan a explicar otras. Daremos un ejemplo algo sencillo: “la tierra es redonda” es una oración que da por sentado una verdad. En base a esa verdad podemos construir todo un sistema de verdades, como explicarnos porque ciertos eventos son, así como los eclipses, el por qué se ven los barcos cortados en el horizonte marítimo, etc. La única diferencia de nuestro ejemplo con muchos otros supuestos es que es una verdad empíricamente comprobada desde hace siglos. El problema es que la sabemos porque todos la suponen, más que por una investigación epistemológica. Quizá las lecciones aprendidas en la escuela las hayamos olvidado y ya no podamos explicarlas.
¿A qué vamos con todo esto? El asunto es que diariamente convivimos con los supuestos, ideas que permiten explicarnos nuestra realidad. Pero la cuestión grave es que la mayoría de las veces desconocemos si son verdades o no. No sabemos los fundamentos. Y quizá  a muchos les parezca irrelevante, pero cuando lo llevamos al plano de nuestras creencias más personales, como nuestras creencias religiosas, muchas cosas se van al vacío. Simplemente no tenemos respuestas.
En el plano cristiano, dependiendo de la denominación que seamos, los supuestos son mucho más patentes. “La Biblia es cierta”, “Dios creó la vida”, “mis creencias son verdad”, etc. Sin embargo muchas veces desconocer los fundamentos de  los enunciados antes enumerados y al no tener respuesta satisfactorias para explicarlos  demuestra que no estamos en un terreno seguro, incluso, una confrontación atea puede tocarnos en la llaga (pues ellos saben dónde atacar).
Es ese desconocimiento de lo que creemos lo que puede ser altamente perjudicial cuando nuestras creencias son examinadas a la luz de la ciencia, la filosofía, etc. Por eso es que es de vital importancia conocer las bases, los supuestos con los cuales convivimos. Ningún elemento del conocimiento para estas verdades se debería desechar, actitud de desprecio que indicaría una indolencia intelectual de proporciones astronómicas.
No habría que temer nada de lo antes mencionado. Deberíamos adelantarnos y entender porque creemos lo que creemos. Creo que es cuando examinemos las cosas que damos por sentado, es allí cuando se revelara nuestra fe.
Un elemento para ejemplificar de manera clara nuestro discurso, es el libre albedrío. En el cristianismo tradicional se encuentran dos concepciones que nos explican nuestra comprensión de los elementos soteriológicos (sobre la salvación): la predestinación y el libre albedrio. En el primer caso, somos salvos o condenados (calvinistamente) de antemano por Dios, antes de la historia de este planeta. Si somos de los elegidos, en algún momento se nos manifestará el evangelio, desde ese día seremos salvos hasta morir. Llevaremos una vida santificada no exenta de pecado, pero que nunca caerá de la salvación. En el segundo caso, el libre albedrio, entiende las cosas de manera diferente. Dios al principio nos doto de elegir libremente en los asuntos de salvación. Podemos aceptarle o rechazarle. Podemos en algún momento conocer el evangelio y después perder la salvación por nuestro rechazo voluntario. La vida santificada de igual manera es por obra de Dios, si se lo permitimos, pues Dios no obliga a nadie.
Los dos ejemplos anteriores descansan en la Biblia, o por lo menos eso dicen sus adeptos. Ambos ejemplos explican de manera similar el proceso de la justificación por la fe, pues en ambos casos lo aceptan. Sobre la santificación de igual manera, pero con diferencias cuando uno hila más fino. Sin embargo son dos concepciones completamente opuestas, aunque muchos han hecho intentos con éxito de acomodar ambas concepciones.
Como podemos ver, hay muchos cristianos sinceros que creen el uno u otro supuesto dándolo por verdad sustentada, sin examinar sus raíces. No conocen las bases, ni bíblica, ni teológica, filosófica, ni históricamente. Y eso es un problema grave, pues muchas veces nuestra asimilación de muchas ideas religiosas, “verdades”, son aceptadas por credulidad (creyendo que es por fe), elemento opuesto en la biblia en las definiciones de fe, ya que en la Biblia la fe es racional e inteligente.
Este es el meollo del asunto. Los que damos por sentado (supuestos) sin saber  sus raíces, sin saber fundamentar, y desconociendo la historia e implicancias que tiene es uno de los problemas más graves de nuestro tiempo. Es ese desconocimiento de lo que damos por hechos, lo que es nuestro talón de Aquiles, el garrote del neo ateísmo emergente. Es también un síntoma de nuestra negligencia en el saber, en el estudio, y un síntoma espiritual de no apreciar el estudio sistemático y profundo de la Biblia. Manifiestamente problemas graves.
Por todo lo mencionado en este ensayo, recomendamos a que se estudien las bases de nuestra fe. Si hay miedo de por medio, eso denota incredulidad, una fe crédula con miedo a que soporte la evidencia. Un cristiano no debería temer nada de ello. Segundo, se debe cultivar el intelecto crítico. Una de las grandes fallas hoy en día es que muchos de los creyentes se tragan cualquier cosa sin antes ejercer una actitud crítica, como los bereanos de la Biblia. Hay que estudiar y leer buenos libros. Y finalmente, el no querer saber nada de esto, denota un relajamiento, una religión muerta, sin vida, que no importa si es razonable o no.


[1] http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=supuesto

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