sábado, 30 de abril de 2011

Una opinión sobre el apasionamiento doctrinal.


 ¿Es bueno apasionarse con una doctrina? Personalmente pienso que eso depende del grado de pasión y de los alcances de esta. Una pasión legitima, que no infrinja las libertades de los demás o su libre pensamiento o las creencias es bueno. Una pasión que se dedica a pisotear arrogantemente a los demás creo que escapa al foco.  El respeto, la libertad, la prudencia, y la inteligencia y sabiduría acompañan a una pasión sana. Por el contrario, las descalificaciones, la descortesía, el avasallamiento, el espíritu irracional caracterizan una pasión ciega.

 El creer ardientemente que uno tiene la razón debe ser demostrado por los hechos: el respeto a los demás y no la condena, el compartir por medio del conocimiento sin las descalificaciones, el buscar puntos en común sin caer en el eclecticismo. No hablamos de una pasión estoica, sin vida, pues las pasiones muertas no convencen a nadie, aunque uno posea la verdad. La más clara manifestación de una pasión por la verdad en cuanto a una doctrina es vivir de acuerdo a ella (por ello elegimos la palabra doctrina, pues acentúa su carácter cristiano, de ahí la coherencia)
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Las pasiones que rayan el límite de la razón y la fe pueden llegar a ser nocivas en extremo. Ejemplo de ello ha sido lo que sucedió con el arrianismo por el siglo IV D.C. y el credo niceno. Otros ejemplos son el Calvinismo con el Arminiarismo, aunque sin derramamiento de sangre. No obstante, muchas veces la pasión (como la que envolvió a Lutero, o a Calvino, e incluso a la Iglesia Católica) cayó en derramamiento de sangre por diferir doctrinalmente.

Las discusiones entre los creyentes han sido de las más arduas muchas veces, cayendo en los extremos de la irracionalidad, la pasión ciega, desmedida, que atropella, incluso que lleva a la muerte, moviendo a muchas mentes a tener tan mala opinión respecto a la religión, aunque esta predique la paz.

Una discusión que ha llevado a aberrantes resultados en el conocimiento ha sido el creacionismo y el darwinismo y ahora neo darwinismo. Las luchas por TV, publicaciones e internet han sido para el dolor de cabeza y vergüenza de muchos. Muchos de los primeros han incurrido en cualquier dato que apoye su visión, mientras que los demás caen en la descalificación desproporcionada.

Últimamente este debate se ha llevado a cabo por científicos, el D.I. (Diseño Inteligente) que propone una crítica al materialismo y naturalismo en las ciencias (que a muchos les parece religión, más que ciencia) y el neo darwinismo, pero con el “grupo selecto” del neo ateísmo. Si bien el D.I. no es en absoluto creacionismo (quizá lo más parecido sea el argumento de diseño, no obstante de carácter científico), el neo ateísmo, que tienen como ideología algunos científicos, ha llevado a encender las pasiones en tal medida, que parece una guerra a muerte. El tono de artículos, videos y de las discusiones en foros es de tal grado que conmociona. Particularmente por este tiempo he visto más fanatismo y pasión ciega en el neo ateísmo que en el D.I. o en los creyentes religiosos. Ya Alister Mcgrath lo decía en su página web.

Con esto no quiero decir que en la religión existan apasionados fanáticos, ni que en los científicos o en los ateos exista ese espíritu. Me refiero más bien que en cada lugar hay gente que raya los bordes de la razón por defender una idea que les da identidad. No me extraña que existiese gente que diese su vida por el Nazismo o por el Comunismo, o por cualquier idea que atropelle a los demás en sus libertades.

Es admirable que uno de su vida por una causa noble. El problema es cuando uno la da por una causa errada. En el cristianismo uno debe dar su vida por Cristo y su Evangelio, pero nunca con una pasión ciega, pues eso indicaría desconocimiento de las verdades del evangelio y de Cristo mismo. Si hay pasión, una pasión vida y ardiente, pero no irracional e intransigente. Es una pasión que lleva a vida no a muerte bíblicamente.

Una palabra final. Personalmente pienso que siempre es válida la pasión, una pasión viva, como fuego, pero racional y para creyentes, conforme a las Escrituras. Lo que pasa de ello a las descalificaciones, a argumentos de quien grita más, insulta o  agrede, es como el pensamiento de un burro arrogante. Esa arrogancia sin argumentos para defender doctrinas o ideas, sino el celo ciego, es mera ignorancia. Es bueno examinar nuestras ideas antes de defenderlas por más identidad que nos den, pues deben ser lógicas y fundamentadas, pues lo contrario es credulidad e ignorancia.


*La imagen ha sido extraída de: http://polalaroids.blogspot.com/2010/04/confrontacion-mediacion.html

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